El chocolate, un placer para todos
En muchos países de África y Latinoamérica el chocolate es amargo para los miles de niños y niñas que, en edad de ir al colegio y de jugar, tienen que trabajar todos los días a pleno sol y en precarias condiciones en las plantaciones de cacao. El cacao obtenido de esta manera es comprado en su mayor parte por las grandes multinacionales que fabrican chocolates de media y baja calidad.
El cultivo de cacao de Comercio Justo ofrece a los agricultores y agricultoras la oportunidad de un salario justo a cambio de un cacao de calidad y de la garantía de que no se emplea trabajo infantil y se respeta a las personas y al medio ambiente.
Son pequeñas explotaciones (en muchos casos, cooperativas) donde se cuida mucho el proceso de obtención del cacao y donde los trabajadores y trabajadoras obtienen un beneficio económico que les permite llevar una vida digna. Este cacao, además, se cultiva bajo criterios ecológicos, de modo que así se obtiene una materia prima de alta calidad.
Consumir productos de Comercio Justo no sólo es bueno para tí, también lo es para las personas que los cultivan y para la salud del planeta.